"Mágico" González, autenticidad con todas sus letras
Jorge Alberto González Barillas, también conocido como “Mágico González”, nació en El Salvador el 13 de marzo de 1958. Es un ex futbolista profesional que jugó en su país y en España, lugares en los cuales derrochó todo su talento dentro del campo de juego. Tal como lo hacía en el barrio, en las calles junto a sus seis hermanos.
Dueño de un talento único e inagotable. Veloz, efectivo en el contragolpe, capaz de manejar ambos perfiles dentro de la cancha y de retrasar su posición para armar juego. Destinado a patear tiros libres, penales y córners. Distinto.
“Nunca he visto un jugador con la calidad técnica que tenía Jorge, tanto con la cabeza como con el pie. La sensibilidad que Dios nos ha dado a los humanos en las manos, a Jorge se la dio en los pies. Ponía el balón dónde quería. Le pegaba de tal manera que jamás se le elevaba. Lo trataba con una dulzura exquisita, lo cogía de una forma muy especial, lo acariciaba como nadie. Era un auténtico enamorado del balón”, dijo David Vidal, uno de los entrenadores más influyentes que tuvo en España el “Mágico” González al diario Marca.
En El Salvador, defendió los colores de ANTEL, Independiente y Club Deportivo FAS, mientras que en España jugó en el Cádiz CF, equipo en el que logró amplia popularidad, afecto y estima por parte de los hinchas, y Real Valladolid. Ganador de cuatro campeonatos nacionales correspondientes a la liga salvadoreña de fútbol y la Copa de Campeones CONCACAF. Todos ganados con el Club Deportivo FAS.
Fue nombrado por la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS) como el mejor futbolista de la historia de El Salvador y reconocido por la FIFA como uno de los mejores jugadores de la historia al ser ingresado al Salón de la Fama del fútbol mundial junto con Johan Cruyff, Pelé, Eusébio, Michel Platini, Franz Beckenbauer, Alfredo Di Stéfano, Bobby Charlton, Diego Armando Maradona, entre otros.
“Es bien lindo que se me haya reconocido, es una manera de que nos podamos sentir orgullosos los salvadoreños”, declaró en su minuto el “Mágico” a un medio de su país al enterarse de la noticia.
Participó en el Mundial de España 1982 con su selección, quedando eliminado del certamen en la primera fase. El Salvador ingresó en el grupo C, donde enfrentó a Argentina, Hungría y Bélgica. En el debut con Hungría perdieron 10-1, ante Bélgica 1-0 y contra Argentina 2-0. A pesar de las derrotas sufridas, el talento del “Mágico” no se vio opacado. Es más, España 82’ le sirvió para darse a conocer en el viejo continente, donde maravilló a todos con su talento llegando a destacar entre tantos buenos jugadores de la época. No por nada su actuación individual fue catalogada de sobresaliente.
Buscado por la Fiorentina, Paris Saint-Germain y el Barcelona, elenco que estuvo a punto de ficharlo pero que por situaciones extra deportivas decidió echar pie atrás. A pesar de todo, en 1984 realizó una gira con el Barça por Estados Unidos invitado por César Luis Menotti, entrenador del club catalán en ese entonces, con el fin de reforzar la plantilla en la cual la estrella era Diego Armando Maradona. “Jorge, el “Mágico” González, es mejor que yo. Es de otra galaxia”, declaró el astro argentino al referirse al salvadoreño.
Sin embargo, su amor por la bohemia, la juerga y las mujeres le impidieron llegar a un equipo de mayor renombre. En varias ocasiones no se presentó a entrenar por haberse quedado dormido tras una larga noche de fiesta o simplemente porque no tenía ganas de hacerlo. Así era él, auténtico.
La mejor prueba para comprender hasta dónde llegaba su indisciplina fue cuando por el trofeo Ramón de Carranza su equipo, el Cádiz CF, enfrentaba al Barcelona. En aquella ocasión González no se presentó a tiempo para disputar el encuentro, quedando fuera del once inicial. Pese a su atraso, el dorsal 11 se incorporó en el segundo tiempo con un 3-0 en contra. La situación parecía compleja para todos menos para él. Ese partido terminó 4-3 a favor del “Submarino Amarillo” con dos goles y dos asistencias que le dieron el triunfo al equipo andaluz y de pasada el pase a la final del certamen.
Talento por sobre el profesionalismo. Así veía el fútbol el “Mágico”. Con los entrenamientos no se mezclaba, no abandonaba la jarana y deleitaba en el césped a los hinchas cuando el balón tocaba sus pies.
“Reconozco que no soy un santo, que me gusta la noche y que las ganas de juerga no me las quita ni mi madre. Sé que soy un irresponsable y un mal profesional, y puede que esté desaprovechando la oportunidad de mi vida. Lo sé, pero tengo una tontería en el coco: no me gusta tomarme el fútbol como un trabajo. Si lo hiciera no sería yo. Sólo juego por divertirme”, son las palabras del propio jugador, dueño de un talento único que se vio imposibilitado de explotar hacia grandes ligas y clubes por la simple razón de mantenerse firme en sus convicciones e ideales. Por ser él. Por ser auténtico
Por: Nico Apraiz @NicoApraiz